el camino

"¿Adónde te crees que vas
Y de dónde crees que vienes?"
Preguntaba el viejo al verme marchar
Muerto de hambre y sed
"Si no tienes rumbo
Chico, estás perdido"
Yo le respondí "voy hacia el sol
Y vengo del camino"

miércoles, 23 de febrero de 2011

ALEJANDRA PIZARNIK

DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOS

Nació y murió en Buenos Aires (1936-1972). Es una de las poetas más importantes de la Argentina. Realizó su obra en la década del sesenta siendo una de las voces más representativas de esa generación. Su poesía fue una verdadera bisagra pues la re-trabajó en las tradiciones románticas, simbolistas y surrealistas. Expuso con una desgarradora claridad lo terrible del silencio creativo abriendo, en este sentido, una puerta a las nuevas generaciones de poetas mujeres.

La tierra más ajena fue su primer libro. Publicado en 1955 lo firmó como Flora Alejandra Pizarnik. Si bien nunca quiso reeditarlo, vale la pena dar a conocer unos pocos poemas. En ellos se observarán algunas líneas temáticas que más tarde caracterizarán su poesía.

Lejanía

Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
Porqué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

Noche

correr no sé donde
aquí o allá
singulares recodos desnudos
basta correr!
trenzas sujetan mi anochecer
de caspa y agua colonia
rosa quemada fósforo de cera
creación sincera en surco capilar
la noche desanuda su bagaje
de blancos y negros
tirar detener su devenir

La última inocencia fue su segundo libro de poemas, editado en 1956, bajo el sello Poesía Buenos Aires, dirigido por Raúl Gustavo Aguirre.

Las aventuras perdidas fue su tercer libro de poemas, editado en 1958, bajo el sello Altamar, dirigido por Rubén Vela. Otros poemas ve la luz en 1959.

En 1976 la editorial Botella al Mar, dirigida por Arturo Cuadrado, reeditó conjuntamente La última inocencia y Las aventuras perdidas, con prólogo del poeta y pintor surrealista Enrique Molina. La edición mencionada incluye grabados en madera realizados por Luis Seoane.

De La última inocencia:

Sueño

Estallará la isla del recuerdo.
La vida será un acto de candor.
Prisión
para los días sin retorno.
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el vidrio del misterio.
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos del alma.

La última inocencia

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más formar fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!

A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos

Balada de la piedra que llora

a Josefina Gómez Errázuriz

la muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida
pero nada nada nada

Poema para Emily Dickinson

Del otro lado de la noche
la espera su nombre,
su subrepticio anhelo de vivir,
¡del otro lado de la noche!
Algo llora en el aire,
los sonidos diseñan el alba.
Ella piensa en la eternidad.

De Las aventuras perdidas:

Tiempo

a Olga Orozco

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.

La Carencia

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

Azul

mis manos crecían con música
detrás de las flores
pero ahora
por qué te busco, noche,
por qué duermo con tus muertos

Fiesta en el vacío

Como el viento sin alas encerrado en mis ojos
es la llamada de la muerte.
Sólo un ángel me enlazará al sol.
Dónde el ángel,
dónde su palabra.
Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.

La única herida

¿Qué bestia caída de pasmo
se arrastra por mi sangre
y quiere salvarse?
He aquí lo difícil:
caminar por las calles
y señalar el cielo o la tierra.

Árbol de Diana fue publicado por primera vez en 1962 por la editorial Sur, dirigida por Victoria Ocampo, con un prólogo de Octavio Paz.

1

sólo la sed
el silencio
ningún encuentro

cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra

5

por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo

13

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

18

como un poema enterado
del silencio de las cosas
hablas para no verme

23

una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

Los trabajos y las noches se publicó en 1965 y se considera que, con Árbol de Diana, Alejandra alcanza uno de los puntos más brillantes de su poesía.

Mendiga voz

Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.

Poema

Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.

Los trabajos y las noches

para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor

he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos

para decir la palabra inocente

Extracción de la piedra de locura se publicó en 1968:

El sol, el poema

Barcos sobre el agua natal.
Agua negra, animal de olvido. Agua lila, única vigilia.
El misterio soleado de las voces en el parque. Oh tan antiguo.

Continuidad

No nombrar las cosas por sus nombres. Las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa. Pero quién habla en la habitación llena de ojos. Quién dentellea con una boca de papel. Nombres que vienen, sombras con máscaras. Cúrame del vacío —dije. (La luz se amaba en mi oscuridad. Supe que no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame —dije.

Como agua sobre una piedra

a quien retorna en busca de su antiguo buscar
la noche se le cierra como agua sobre una piedra
como aire sobre un pájaro
como se cierran dos cuerpos al amarse

Vértigos o contemplación de algo que termina

Esta lila se deshoja.
Desde sí misma cae
y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así.

En la otra madrugada

Veo crecer hasta mis ojos figuras de silencio y desesperadas. Escucho grises, densas voces en el antiguo lugar del corazón.

Desfundación

Alguien quiso abrir alguna puerta. Duelen sus manos aferradas a su prisión de huesos de mal agüero.
Toda la noche ha forcejeado con su nueva sombra. Llovió dentro de la madrugada y martillaban con lloronas.
La infancia implora desde mis noches de cripta.
La música emite colores ingenuos.
Grises pájaros en el amanecer son a la ventana cerrada lo que a mis males mi poema.

Nombres y figuras es de 1969. El infierno musical se publicó en 1971:

Cold in hand blues

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo

En un ejemplar de "Les Chants de Maldoror"

Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres como los niños de la medianoche.

El soplo de la luz en mis huesos cuando escribo la palabra tierra. Palabra o presencia seguida por animales perfumados; triste como sí misma, hermosa como el suicidio; y que me sobrevuela como a una dinastía de soles.

Signos

Todo hace el amor con el silencio.

Me habían prometido un silencio como un fuego, una casa de silencio.

De pronto el templo es un circo y la luz un tambor.

Lazo mortal

Palabras emitidas por un pensamiento a modo de tabla del náufrago. Hacer el amor adentro de nuestro abrazo significó una luz negra: la oscuridad se puso a brillar. Era la luz reencontrada, doblemente apagada pero de algún modo más viva que mil soles. El color del mausoleo infantil, el mortuorio color de los detenidos deseos se abrió en la salvaje habitación. El ritmo de los cuerpos ocultaba el vuelo de los cuervos. El ritmo de los cuerpos cavaba un espacio de luz adentro de la luz.

Endechas IV

Las metáforas de asfixia se despojan del sudario, el poema. El terror es nombrado con el modelo delante, a fin de no equivocarse.

En 1975 le publican una antología con sus poemas bajo el título El deseo de la palabra.

En 1982 se edita Textos de sombra y últimos poemas.