el camino

"¿Adónde te crees que vas
Y de dónde crees que vienes?"
Preguntaba el viejo al verme marchar
Muerto de hambre y sed
"Si no tienes rumbo
Chico, estás perdido"
Yo le respondí "voy hacia el sol
Y vengo del camino"

viernes, 3 de junio de 2011

Diez poemas y once poetas infrarrealistas

JUAN EL BAUTISTA COMPRA

UN BOLETO DE TREN EN SAN LUIS POTOSÍ

En estos momentos no hay otro muchacho más solo que yo

ni otra estación de ferrocarril más pesadamente solitaria que ésta

ni otros orines tan tristes

ni otro pene tan abandonado

ni otras manos tan vacías

ni otros brazos tan desoladamente caídos

ni oros párpados tan derrotados

ni otra banca con esta madera sorda

ni otra mujer con los colores secos de ese rebozo

ni otra chamarra de mezclilla tan fría

No hay no existe no es posible no cabría; no y no

No puede ser que exista algo tan parecido a mí

tan irreal y tan real;

tanta sangre tantos sesos tanta carnicería


Todo unido y todo perdido en el país del amor

las provincias olvidadas

el desierto del desamparo

los días de la infelicidad


Pedro Damián Masson R.



POEMA III


A mi prójimo Antonin Artaud



Se llevaba pompas de jabón a la boca.

Las cortó de un parque de su infancia.

Esto se masca, esto se toma, esto se muere.

Se tragaba las pompas de jabón de su infancia.

Estaba en este tiempo y en otro

y mascaba las pompas de jabón de su infancia.

Tenía corredores como fábricas,

cubículos sumamente alumbrados como diarios,

habitaciones oscuras con muros helados de piedra blanda

como talleres de poesía,

pechos como cerros, como sierras.

Su mirada estaba horadada desde la nuca,

desde la raíz del cabello hasta el crepúsculo

increíble que incendiaba las nubes.

Usaba un lenguaje y no era un error.

Hacía comparaciones y no era un error.

Tenía la certeza de un golpe para derrumbar sus propios pensamientos.

No era un cómic ni un sueño.

Estaba aquí como la pinche madre.

Ni un sueño.

Estaba aquí donde tú estás leyendo.

José Pedro



ESCENARIO PUNK

Los duendes y fantasmas vivimos una película

jugamos a la ronda

rebotamos de un lugar hacia el mismo

Y en torno las afluencias consentidas

engrasan para siempre el bien querido sin sentido

Y a tientas desengranamos la grandeza

y en el centro de nuestro edén

la existencia basurienta pulula

persiguiendo viejos que en serio glorifiquen



Voces elípticas o música

será la gracia protectora que del universo se desprende

Esto no es el precipicio azul en que se baila un vals

Blanca notas de nieve no desciende del cielo

y a todos nos estrecha con “Corona” de sueño



Vibra el paisaje

segundo a segundo chisporrotean refuegos de cortocircuitos

Y no hay separación

Es mi realidad

Soy del sexo favorito

feliz pájara con el buche repleto de lombrices



Y la imaginación desflora

a cada quien le toca el privilegio desde su juego



Loca viandante privilegiada del mundo

yo un hada madrina con halo de pureza y varita mágica

que haga volar mi chemo a la chingada

yo (Dios una morra) que levanta el vía crucis de la imaginación

yo un invento que me haga ensoñar

yo ser loco

yo demonio

yo dios

yo punk

Carolina Estrada


CADA PORO 1 CASCADA: SUAVSUAVSUAV



Para Norma Sverdlin, in memoriam


Oasis abre suavemente la bragueta de Desierto

el famoso “uso de razón” se les licua

cada poro 1 cascada/lianas de piel les brotan en racimos



Los flancos derechos/los pasos redoblados del reloj

han dejado de pintar moteado

en las caderas nacidas para el Sol

en los tobillos-brazalete de sus playas



Dunas difíciles de quebrar

asfaltos con engrudo en vez de sangre

acueductos petrificados por el miedo

no son ya el cráter-sensación

la nube-hemoglobina que congrega/da de mamar

jalonea con sus correas el oxígeno con uñas

la túnica-latido que hace alados fulgurantes

los impulsos-carnaval/el oleaje fosforescente de estos cuerpos



Escalinatas de luz erotizada

la fruta-pétalo caliente de sus labios



Que la voz del relámpago sin roles

que la falda emplumada de las sirenas-manatí

dueñas del único beso-imaginación no mutilado

canten salpiquen desembuchen desparramen por aquí

el nervio-adoquín electrizado

de sus plazas/sus viaductos interiores



Oasis besa suavemente

el Popocatépetl-pararrayos de Desierto



Ojos de agua-erupción & cataplasma

sangres de higo/a punto de parir & suicidarse



El viento nómada suda la camiseta

sacude el coño/trapecia: equilibra: pirutea

& con ese zumo

la base & la altura de esos deltas

se da abrigo: se refresca



Oasis besa

Suavsuavsuav

la bragueta

fiebre que ard/ard/ard

de su amadísimo desierto



El viento nómada toma/por las ubres

el tranvía descarrilado del Deseo

¿Rumbo a qué ovario-sensación

rumbo a qué pico de la Desolación no jeringueado?



Suavsuavsuav

Ard/ard/ard

Mario Santiago



ME ACABO DE MORIR



Lo sospechaba.

Ya nadie va a tirar su culo apestoso junto a mí.

Ni siquiera hablará del comercio

ni de las deliciosas burguesas,

pues me acabo de morir

y no escucho.

Alfred Jarry conoció a un muerto en una carrera de ciclistas

que corría más que los otros pues se endureció.

Yo no conozco algo más duro que el corazón.

Me estoy olvidando que nací;

que tuve 24 años, una mujer y un hijo;

que vivo en un barrio asqueroso

donde los niños llevan un cinturón en el cerebro,

donde Simpatía y Esfuerzo son sus padres mongólicos.

Estoy esperando un examen;

una mano experta que diga: Está muerto;

alguien que use el cerebro para decir eso.

Me acabo de morir,

tenía la sospecha;

pero lo que nunca tuve

es lo que me está matando con sospechas:

Capricho life --private eye--.

A ver si se entiende.

José Peguero


MEMORÁNDUM PARA UNA AMIGA CASADA


Me había propuesto no volver a escribir

Bertha

pero estos días el sol calienta mis desenfrenados deseos de poseerte

y sólo duermo unas cuantas horas

para levantarme a soñar la colectiva lujuria de los atropellamientos:

mundo por el que te fuiste sin voltear la cabeza,

con tus cabellos soltados al viento

que los movía con ese ritmo de rock and roll cansado con que mueve

todas las cosas,

y donde te fuiste porque te cansaron mis obsesiones y mis vicios;

nunca te interesó mucho que yo fuera un ser atormentado por la vida y la

realidad de ser hombre

y que quisiera ser poeta;

nunca imaginaste que yo quería ser bueno

y que sabía muy poco para poder luchar racionalmente:

mi única arma era manifestar el descontento por cualquiera de los caminos,

y los que escogí me llevaron a las enfermedades y a la cárcel;

nunca quise abrir una zona de tolerancia hacia adentro

y la abrí hacia afuera:

mal me fue con todos, contigo misma:

te fuiste al mundo con los cabellos sueltos y la cara llena de tu sonrisa;

y si yo sigo estos caminos y muestro al Sol mi espalda

ya no es para recobrarte,

sino para reprochar al mundo una cosa más;

sigo creyendo que la enfermedad más grande es adaptarse

y que los hombres nacimos para deshacer y hacer,

y que mi etapa de destruir no ha pasado;

creo más en el vino que en los pájaros:

beber es una forma de obligarte a no pensar y volar es una forma de

esquivar el pensar.

Bertha

dondequiera que estés la felicidad y la enajenación sean contigo,

porque ese camino escogiste, menos viciado que el mío,

esa zona donde las criadas riegan jardines y no hay niños jugando en

la calle ni borrachos tirados ni puestos de fritangas ni putas,

y te siga llegando cada número de Kena y, en forma más aventurada,

de vez en cuando un plural,

de vez en cuando una borrachera social, un encabronamiento,

Bertha

dondequiera que estés la felicidad y la enajenación sean contigo.


Ramón Méndez


LOS MOTINES

Cuando lleguen los motines los viejos poetas chilenos

saldrán a la calle a ver qué pasa

Cuando lleguen los motines la angustia alquilará un cuarto en un hotel

de mala muerte y ahí reposará hasta suicidarse

Cuando lleguen los motines a los viejos albañiles chilenos

les crecerán alas y podrán jugar a caerse de las construcciones

y los pájaros se pondrán a caminar por las calles ya cansados

de construir nidos solamente

Cuando lleguen los motines los viejos cantantes chilenos

entonarán boleros en los boliches perdidos del desierto

y serán fosforescentes como el pájaro que perseguía a los mineros

Cuando lleguen los motines los viejos abogados chilenos

podrán pasarse todo el día en el cine --la platea desierta de butacas

donde los comandos prenden fuego para calentar la comida

--estos hombres conversan de cualquier cosa

Cuando lleguen los motines los viejos motines chilenos llorarán

de nostalgia y pena por no estar vivos

y los waters estallarán y todas las cañerías en el horizonte negro

van a ser un puro nudo empapado de mierda

Cuando lleguen los motines la vieja cordillera de los Andes

se va a derrumbar para que los argentinos puedan venir a Chile

caminando, para que los poderosos se vayan a esquiar a Suiza

si todavía tienen ganas de esquiar

Cuando lleguen los motines hasta la vieja Patrona de Chile

atenderá un prostíbulo aprovechándose de las circunstancias

Cuando lleguen los motines los viejos militares chilenos

bailarán una cueca frente al mar

y todas las ballenas acudirán a ver tanta maravilla

y abrirán sus fauces de ballenas para que por el mundo

haya miles de jonases

Cuando lleguen los motines los viejos los viejísimos enamorados chilenos

se dirán adiós adiós para siempre

Y los ojos de los jóvenes serán policromados

como una máquina del tiempo,

serán húmedos y bellos como las hojas que el viento arranca

Cuando lleguen los motines


Roberto Bolaño y Bruno Montané


LA BALADA DEL VIUDO (¿VERSOS ADOLESCENTES?)


En homenaje a ti,

me había propuesto

llegar a una célebre tristeza.

Camilo



Pensar que entre tu cuerpo y el mío

sólo hubo algunas cartas,

música de Rolling Stones entre cigarros de mariguana,

visitas dominicales al panteón,

besos cháfaros,

cachondeos musgosos bajo un árbol a mediodía,

recorridos a museos polvosos,

sonrisas estúpidas junto a una fuente

mientras las caricias envejecían hasta el tope,

conversaciones con tu madre

haciéndole ver las propiedades de la mariguana,

convencerla de que ahí no estaba la trampa.

Después,

algunas cartas espaciadas --pláticas almidonadas--,

lejanas visitas,

hasta que aquellas cosas

se van olvidando.


Cuauhtémoc Méndez


GUIADOR DE LOS AHOGADOS

Es que en una fiebre que padecí hace algún tiempo, oía sin cesar los
aullidos de un animal que indudablemente no aullaba, porque estaba muerto.

Malebranche

Los ahogados, estrangulados y acometidos de muerte
aparente, si tienen espuma en la boca no vuelven a la vida.

Hipócrates

A las dos noches
unos pescadores vieron,
a la luz de escasa luna,
de un joven ahogado el cuerpo,
vestido aún.

Duque de Rivas


I

Aquí está su Guiador de los Ahogados,
heme aquí cuerpo de piedra, pies y todo eso,
y cabeza de perro por más señas,
aquí está su Guiador, ahogados, a las puertas
del bellísimo Convento de María Magdalena del
atroz Cuitzeo, las lágrimas son de ella, y a su
memoria es la torre visitada con mi amigo,
la torre de húmeda memoria
por tenue luz arrinconada,
las más vistosas columnas
y flores que puede labrar de las piedras el Arte,
pululación de la luz.
Aquí estoy, yo el Guiador de los Ahogados,
sobre mi propia larga sábana de agua cintilando,
aquí está su Guiador, pobres mortales,
surcado por una fiebre que saja
toda idea de silencio.
Aquí está el Guiador abriendo ojos vidriosos
y la fiebre le engrandece cuello y dedos
a los cuales cualquier bella puede asirse;
aquí está su Guiador, náufragos emitiendo alaridos,
aquí está y su tórax henchido es el lago que se vuelve
sobre sus propias márgenes muertas.
Mi boca exhala niebla de la fachada majestuosa vigilante.
Mi boca lame peces heridos por el tripolifosfato.
Mi boca es un embarcadero del que nadie tiene pruebas de existencia
y sin embargo existe y es hermoso.
Aquí está el Guiador de los Ahogados
y soy un soplo de viento contra la peste que invade el lago
y soy una barcaza despedazada en la orilla
y soy un puente sobre el que tres hombres miran
y soy la niebla acechando cada una de sus palabras
y soy una mirada que recorre cuartos deshabitados
que palpa mierda antiquísima de murciélago
que se niega a volver atrás y tropezar con la sal de otras miradas


II

A tientas
Guiado por los Otros
la cabeza se me llena de muertos, de recuerdos de muertos;
vagos amigos recorren mi sueño.
Yo me sueño sobre las tablas,
derramo semen sobre las maderas urgentes.
Cadáver sobre cadáver.
Cada verso breve, cada verso los recuerda
y ellos de sal precipitada
alud o lluvia a mi leño que ardréporas
Qué áspero es el saludo de los muertos:
su mirada bruta y heridora lacera mi costado
hace polvo la calumnia vertebral de mis decires
me pone a bailar los dientes sobre girantes amapolas
sobre el tapete de los tahúres
sobre el tamiz del Támesis-Cuitzeo
sobre el largo insomnio de los monos
sobre todo ser que sobregira con aspas
con laúdes con aguajes salobres


III

Magro Guiador y sosegado,
por tus cejas fluyen las lenguas moradas,
y las rodillas ruinosas, y el hálito, y las cuencas
vacías, y las muñecas trozadas de los ahogados.
Yo te miro como se mira una fortaleza sitiada,
un Fuerte estragado por epidemias,
un grande hongo ya sin micelios que lo nutran.
Mis días palmo a palmo ocupan tu geografía aniquilante.
Se enredan mis dedos en los cabellos del júbilo
y lo ponen a ondear entre las mujeres.
Puros árboles sombríos sobrevivieron a tu reino.
Empujo nubes hacia ellos. Les acerco ríos límpidos.
Las sogas de los ahorcados dejan densa huella
u
lu
lan
te
sobre las ramas que irrumpen en tu sueño


IV

Una murga, José, una murga por las callejuelas ruinosas.
Una murga en cuyas melodías las mujeres sumergen sus
oídos filosos y con musgo.
Una murga por cuyas aspas el Sol enlaza cánticos.
Una murga Una murga de la cual la música es el polvo que las zorras soplan
Una murga sobre las espaldas de armónicas desbarrancadas
Procesión de acordes como espuelas adheridas al amor
jadeante de la sangre
Escalas que se agolpan con los zumbidos iniciales del deseo
Oh dios de la Montaña!
Cómo te cimbras entre el vaho de las mujeres
Cómo ante ellas osas desplegar la lira
Cómo se arquea tu espalda ante el hedor apenas
de la tiza que la marca
Cava música una murga en callejuelas
Con un violín
Con un trombón
Con un arpa harapienta
Con tensas sogas paralelas
Cava música una murga en la noche


V

Neblinal y hoscamente
y así y todo
quisiera tenerte cerca de mí
ahogada de las amapolas
Eriza de dardos morados
helada almendra
guillotina de mi voz metálica neta
Te sueño herrumbre en el azogue
ala que regresa
rusa tumbada entre alcatraces
oh amor de las amapolas
colilla ahogada en lazo de agua


VI

Padre,
sólo habemos hijos ávidos
con mil dagas
que cantan
nomás asoma la familia.
Madre,
sólo hay urna
con mis restos
que cantan
nomás aclara el día.
El día bloqueado por tus lloros
El diablo que Hado combatir no puede
El día, bloque a dos manos erigido
Padre,
seis flores ácidas
— menos la Peonía—
extienden sus ojos
a ras de tu podre.
Madre,
al oro de Greta Garbo o al azar
sucumbimos entonces
llenos de azoro
por tanta noche de pétalos abiertos


VII

¿Quién eres, flacucho, para hozar en lo Negro?
¿ Quién para lo Púrpura de las mujeres que estallan?
¿ Quién y qué tu negritud?
¿ Quién eres al amanecer de los seres que aman?
Al amanecer del tósigo sombrío
Al amanecer en la Nuez de los ahorcados
Al amanecer de los cerdos que besan bagatelas
Al amanecer de la laguna por las riberas de tu alarido
Al amanecer piedra sobre piedra el Convento de Yuriria en tus ojos enclavado
Al amanecer de la sombra de las enredaderas tenaces
¿ Quién que al amanecer sucumbes bajo la trenza
enmarañada del sargazo?


VIII

En el periódico se habla de la ternura de los muertos,
pero mi dentellada se hinca en la acinesia de los laureados.
Yo me llamo Iguanas Ranas
y la vida injerta troncos en la aridez de mis asuntos.
Soplos de vida hurgan los versos que urdo
Solsticios trémulos los habitan
Sombrajes llenos de irisados cardos
Mi palabra salta del corazón y al corazón se retacha
Piso fuerte sobre los cráneos de los laureados
Troto inalámbrico entre las zanjas de la belleza
Respiro profundo en el follaje de las Lauras
Flechas encuentro del granizo que las tuerce
Del agua gemida por la Tierra
Del aguaje mi daga por latir
Del aguaviento contra los portales que aguardan
Guaridas mohosas
Contraesquinas póstumas
Pianos nómadas
(Seamos pianos nómadas)


IX

Mi muerte sueña ataúdes
Mi muerte sueña ataúdes vivos
trepados en los toros
Mi muerte es una pata de semen como alambre de tedio
Bajo mi muerte hay escamas de semen
y su desembocadura es un océano rasante de semen
En las azoteas el gemido del cristal se quiebra
para dar paso a la cicatriz del semen
Y de las azoteas de la cicatriz escurren gemidos de muerte
Cuando mi muerte echose a andar relinchó el ojo del pez
y el tuétano de los toros se trepó a las églogas de aquel que habitó
osamentas de chispas desmayadas de llanto


X

Esto no es un poema
ni nada que se le parezca
a la poesía mírale rojo el rostro
de vergüenza
vas a morir


XI

Yo me puedo suicidar hasta dormido
Hasta suicisida duermo
Dromedario-puerco
Langosta esquizofrénica
Fraguardiente mesmo
Yo puedo me abortar
sin abortarme
Menstruo de flecha
Menstruo de flecha
Ceja en laberinto
Ya no soy el amor
Venía despierto


XII

Pobres versos ahorcados por la mano
de este mundo
No vieron su belleza
No crecieron
No empezarán a heder


XIII

Me tragué una luciérnaga con todo y alas,
y en las noches de frío escurría la luz de mis ojos de muerto

Mario Raúl Guzmán


ABRIREMOS NUESTROS PULMONES A UN AIRE SIN VENENO

Frente a cualquier frontera,

frente a cualquier comedia o pantomima

la belleza y los ojos lúcidos.

Los hombres de la mentira cambian como los días.

Frente a eso, las pinceladas-cuchillo amasadas con carne viva;

entonces la llaga sobre la piel desnuda

hasta que nazca un Nuevo Tiempo relampagueando entre dos o más nubes,

cantarlo desde nuestras gargantas: ¡no más coágulos, que la sangre fluya!

Sólo nuestros sueños como tormenta galopando.



El Sol se desbarata cogiendo con tus ojos.

El crimen es breve en el umbral del tiempo

y en los pliegues de primavera

la línea resinosa de la vida guarda sus secretos.

Inmensas coincidencias,

codicia de frutos resquebrajados,

rescate de la eterna agitación --hervidero de sangre-- luz que nos une

y el amor seguido de soles hechiceros mordiendo el camino que se deja.



Tomo de los latidos de tu corazón el grito de los ángeles.

Para empezar el día te regalo mi canto,

mis caderas constructoras,

el aullido de mis verdades de acero.

La vida la vida la vida ¿quién dijo?



Jorge Hernández Pieldivina

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