La última hablante del Nushu -único lenguaje del mundo hablado exclusivamente por mujeres- fue Yang Huanyi, la viuda de un granjero, muerta a los 98 años el 23 de septiembre pasado. La primera habría sido una de las concubinas de un emperador.
Hace 1700 años, las mujeres chinas carecían de educación formal y vivían sometidas en casa de sus padres y luego en casa de sus maridos. Expulsadas del idioma de los hombres, deciden inventar un idioma propio, el Nushu, que en chino quiere decir escritura de mujeres.
Esta respuesta genérica ante la exclusión se expandió en redes afectivas, acuerdo entre madres e hijas, entre amigas, vínculos más fuertes que la sangre misma. "Hermandades Juradas" que repartieron los mensajes cotidianos, las emociones, los deseos y los sueños que vivían a diario las campesinas analfabetas, las mujeres sometidas.
El Nushu, que muchas mujeres aprendían siendo niñas, fue utilizado principalmente para la creación de las "Cartas del tercer día", unos folletos escritos sobre tela en los que las mujeres transmitían consejos a sus hijas sobre el matrimonio. Eran enviados tres días después de la boda. Recogían, a modo de enseñanza complaciente para la novia inexperta, canciones cifradas en dicha lengua, con sueños, esperanzas y sentimientos compartidos por otras mujeres. La vida de las casadas era difícil, porque eran obligadas a abandonar su aldea de nacimiento, sus amistades, y partir a la comunidad de su futuro esposo, alguien que nunca habían visto y con quienes debían pasar el resto de sus vidas.
Desde que en 1998 fue descubierto este lenguaje secreto por una profesora china, muy poca documentación ha podido ser recuperada, pues era costumbre que las mujeres muertas se llevaran a la tierra o a la ceniza todo aquello que había sido parte de su naturaleza rutinaria. Uno de estos documentos rescatados dice: "Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender". Huanyi, la última mujer que habló esta lengua, afirmaba: "Hizo nuestras vidas mejores, porque nos ofreció un modo de poder expresarnos".
Además de componer las certidumbres del ajuar, el Nushu era utilizado en abanicos y bordados, en los cuales se han encontrado, a modo de diarios íntimos, reflexiones y miedos, descripciones de hechos cotidianos y correspondencia. Incluso algunas palabras eran grabadas en las delicadas palmas de sus manos. En 1949, tras la purga que significó la revolución china, y al recelar las autoridades de unos trazos inentendibles, tacharon esas fórmulas de "lenguaje de brujas" y las participantes de este código fraterno fueron perseguidas.
Las mujeres de la comarca de Jiangyong, provincia de Hunan, lugar de origen del Nushu, mostraban mayor autonomía y nivel cultural que otras mujeres chinas.
Se propagó esta forma idiomática a otras franjas del sur de China, por lo que contrae influencias de sistemas de escritura de la milenaria civilización Yin, en la zona de la cuenca del Yangtsé. Muchos de sus caracteres eran más estilizados, graciosos y personalizados que los del mandarín. El desaparecido idioma de mujeres contaba con unas 1500 a 2000 palabras.
Con el paso del tiempo fue desapareciendo esta espontánea camaradería femenina, hasta sucumbir el Nushu con la muerte de Yang Huanyi. Por eso el gobierno oriental se está esforzando en recuperar los pocos indicios que dejaron esas mujeres, como si cada una de ellas fuera una flor de un lenguaje que ha legado su perfume.
Y es que ellas ya son parte del ajuar de la tierra.
Hace 1700 años, las mujeres chinas carecían de educación formal y vivían sometidas en casa de sus padres y luego en casa de sus maridos. Expulsadas del idioma de los hombres, deciden inventar un idioma propio, el Nushu, que en chino quiere decir escritura de mujeres.
Esta respuesta genérica ante la exclusión se expandió en redes afectivas, acuerdo entre madres e hijas, entre amigas, vínculos más fuertes que la sangre misma. "Hermandades Juradas" que repartieron los mensajes cotidianos, las emociones, los deseos y los sueños que vivían a diario las campesinas analfabetas, las mujeres sometidas.
El Nushu, que muchas mujeres aprendían siendo niñas, fue utilizado principalmente para la creación de las "Cartas del tercer día", unos folletos escritos sobre tela en los que las mujeres transmitían consejos a sus hijas sobre el matrimonio. Eran enviados tres días después de la boda. Recogían, a modo de enseñanza complaciente para la novia inexperta, canciones cifradas en dicha lengua, con sueños, esperanzas y sentimientos compartidos por otras mujeres. La vida de las casadas era difícil, porque eran obligadas a abandonar su aldea de nacimiento, sus amistades, y partir a la comunidad de su futuro esposo, alguien que nunca habían visto y con quienes debían pasar el resto de sus vidas.
Desde que en 1998 fue descubierto este lenguaje secreto por una profesora china, muy poca documentación ha podido ser recuperada, pues era costumbre que las mujeres muertas se llevaran a la tierra o a la ceniza todo aquello que había sido parte de su naturaleza rutinaria. Uno de estos documentos rescatados dice: "Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender". Huanyi, la última mujer que habló esta lengua, afirmaba: "Hizo nuestras vidas mejores, porque nos ofreció un modo de poder expresarnos".
Además de componer las certidumbres del ajuar, el Nushu era utilizado en abanicos y bordados, en los cuales se han encontrado, a modo de diarios íntimos, reflexiones y miedos, descripciones de hechos cotidianos y correspondencia. Incluso algunas palabras eran grabadas en las delicadas palmas de sus manos. En 1949, tras la purga que significó la revolución china, y al recelar las autoridades de unos trazos inentendibles, tacharon esas fórmulas de "lenguaje de brujas" y las participantes de este código fraterno fueron perseguidas.
Las mujeres de la comarca de Jiangyong, provincia de Hunan, lugar de origen del Nushu, mostraban mayor autonomía y nivel cultural que otras mujeres chinas.
Se propagó esta forma idiomática a otras franjas del sur de China, por lo que contrae influencias de sistemas de escritura de la milenaria civilización Yin, en la zona de la cuenca del Yangtsé. Muchos de sus caracteres eran más estilizados, graciosos y personalizados que los del mandarín. El desaparecido idioma de mujeres contaba con unas 1500 a 2000 palabras.
Con el paso del tiempo fue desapareciendo esta espontánea camaradería femenina, hasta sucumbir el Nushu con la muerte de Yang Huanyi. Por eso el gobierno oriental se está esforzando en recuperar los pocos indicios que dejaron esas mujeres, como si cada una de ellas fuera una flor de un lenguaje que ha legado su perfume.
Y es que ellas ya son parte del ajuar de la tierra.
Bien, pues resulta que bruno galindo, ese escritor, critico, periodista y musico de spoken word (lo recordamos con ese disco spoken word donde participo con jose maria ponce, carlos ann y bunbury, en los poemas de leopoldo maria panero) bien, pues en este proyecto habla sobre el lenguaje nushu, lenguaje unico que de las mujeres chinas inventaron al ser relegadas por una sociedad china que las excluia de la educacion, bien disfrutemos de estos videos:
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