el camino

"¿Adónde te crees que vas
Y de dónde crees que vienes?"
Preguntaba el viejo al verme marchar
Muerto de hambre y sed
"Si no tienes rumbo
Chico, estás perdido"
Yo le respondí "voy hacia el sol
Y vengo del camino"

domingo, 20 de diciembre de 2009

FRANCOIS VILLÓN

Poeta de ladrones y prostitutas

Primero Estudiante y maestro de la Soborna, luego ladrón, asesino y condenado a muerte, Francois Villón, feo y pobre, “seco y negro como escoba de horno”, es sobre todo un poeta sin ilusiones, descarnado, autor de poemas que nos llevan de viaje por los burdeles, cementerios, tabernas y barrios bajos del París de la edad media.

Nace en 1431. En 1455, a los 24 años, mata de una pedrada a un clérigo. En 1456 participa en un robo de 500 escudos de oro al Colegio de Navarra. En 1460 está preso en Orleáns. Al parecer es liberado, porque vuelve a caer preso en 1462, por otro robo, y es condenado a la horca. Escribe una balada pidiendo clemencia, y la pena de muerte se le permuta por el destierro. Escribe otra balada para agradecer el perdón y para solicitar se le concedan 3 días de estancia en la ciudad para arreglar sus asuntos. Desde 1463, los documentos de la época dejan de mencionarlo, y Villón desaparece. Se desconocen la fecha y circunstancias de su muerte.

Vivo, no careció de cierta fama: Mencionamos ya que una de sus baladas influyó para salvarle de la soga. Ganó en algunos torneos de poesía. Muerto, se le considera el mejor poeta francés del medioevo.

En una cuarteta el poeta se presenta y resume su vida:

Yo soy Francois, aunque no quiera,
nacido en París, de Pontoise cerca,
y en el extremo de una cuerda
sabrá mi cuello lo que mi culo pesa.

En su aparente tosquedad, esta cuarteta puede dar una idea de los juegos de palabras que hay en sus poemas. “Francois” -Francisco, diría un español- es su nombre, pero en el idioma del autor significa a la vez francés. También hace un retruécano de importancia entre dos zonas geográficas: Para que sepan donde queda París, dice que está cerca de Pontoise, pero Pontoise es una zona tan pequeña, que muy pocos, aún en París, la conocen.

EL LEGADO

Antes de desaparecer deja dos poemas largos: El Legado y El Testamento. El Legado lo escribe a punto de abandonar París, según el poema, para curarse de un mal de amor, según la historia, para huir de ser encarcelado. Imitando la redacción notarial de los testamentos (repite, por ejemplo, la fórmula ítem, común en aquella época a esos documentos), “da” en burla, como si fuera caballero adinerado, cosas que no le pertenecen ni tuvo nunca: regala a sus amigos distintos monumentos y edificios celebres de París, guantes y capas de seda, bosques.... a alguno le lega “las guayabas de un naranjo”, a otro “una oca podrida, los hijos de un capón bien cebado, y dos pleitos, para que no engorde mucho”. Juega con nombres de comercios: a uno le deja un “Rubí” -nombre de una tienda-, a otro le deja una “Linterna” -nombre de un prostíbulo-, etc. Como caballero noble, no se olvida de legar parte de su herencia para obras de caridad:

Ítem, dejo a los hospitales
las telarañas de mis ventanas,
y a los enfermos, un puñetazo en cada ojo,
a cada uno, que tiemblen flacos, peludos,
y llenos de mocos, helados y empapados.

Ítem, dejo a mi barbero
mis pelos cortados, y a mi zapatero,
mis zapatos viejos, y a mi ropavejero,
mis ropas tal como estén cuando me abandonen.

Ítem, dejo a los mendicantes,
a las hijas de dios y a los párrocos
sendas cascaras de huevo
llenas de francos y escudos viejos.
Los carmelitas cabalgan a nuestras vecinas,
pero eso es lo de menos.

EL TESTAMENTO VILLÓN

El Testamento es su obra más importante. En él vuelve a hacer parodia de la jerga burocrática, y vuelve a dejar la mitad de París a sus conocidos, pero también dedica algunas baladas a distintas personas. El poema se convierte así en una especie de recopilación de su obra poética. Junto al humor, hay grave patetismo y duro realismo.

A continuación, dos baladas que Villón dedicó en su testamento a una novia de tan fina alcurnia como el autor y a un envidioso, respectivamente, así como su Epitafio en forma de balada, que compuso para él y sus compañeros de robo cuando se veía a unos pasos de la muerte y esperaba el momento de ser colgado.

En estos poemas Villón hace varios juegos de palabras, a veces difíciles de captar para nuestra época. Cuando dice “por su amor ciño escudo y daga”, hace burla de los romances de caballeros andantes que dedican sus triunfos a princesas hermosas. Los Envíos con que remata sus baladas son parodia de otros que los poetas de la época dedican a príncipes, caciques y otras personas dizque importantes. Si Villón se burla de esta zalamera costumbre, también demuestra que es capaz de usarla en su provecho, e incluso de superarla: en su Epitafio, el Envío no va a ningún poder terrenal, sino al mismo Jesucristo.



BALADAS
FRANCOIS VILLÓN


BALADA DE LA GORDA MARGOT

Si Amo y sirvo a mi señora de buen corazón,
¿me tendréis por vil o tonto?
Ella tiene en sí virtudes para un gusto sutil.
Por su amor ciño escudo y daga;
cuando vienen gentes, corro y tomo una jarra
y me voy discretamente, sin hacer gran ruido;
les sirvo agua, queso, pan y fruta.
Si pagan bien, les digo bene stat,
cuando estén en celo, vuelvan a visitarnos,
en este burdel donde trabajamos.

Pero hay gran enfado
cuando Margot va a acostarse sin dinero;
no la puedo ver, mi corazón la odia a muerte.
Tomo su vestido, su cinturón y su camisa,
le juró que lo tendré en pago.
A los lados se me agarra: “¡es el anticristo!”,
grita y jura por la muerte de Jesucristo
que no será así. Empuño entonces un trozo de lo que sea
y sobre la nariz le dejo un escrito,
en este burdel donde trabajamos.

Después se hace la paz y me suelta un gran pedo,
más gordo que un escarabajo venenoso.
Riendo me pone la mano sobre la cabeza,
“¡go, go!” me dice, y me golpea el muslo...
borrachos los dos, dormimos como un zueco.
Al despertar, cuando le suena el vientre,
se monta sobre mí, para que no estropee su fruto.
Gimo bajo ella, que me deja más liso que una tabla;
con tantos excesos me agota
en este burdel donde trabajamos.

(ENVÍO)
Haga viento, granice, hiele, tengo mi pan cocido.
Soy lujurioso, la lujuria me persigue.
¿Qué vale más?, cada uno imita al otro.
Ambos son equivalentes; a mala rata, mal gato.
Nos gusta la suciedad, la suciedad nos colma.
Huimos del honor, el honor nos rehuye,
en este burdel donde trabajamos.



BALADA A LOS ENVIDIOSOS

En rejalgar, en arsénico de roca;
en oropimiente, en salitre y cal viva;
en plomo hirviendo, para consumirlas mejor;
en hollín y pez empapados de lejía
hecha de excrementos y orines de judía;
en agua que ha lavado las piernas de leprosos;
en raspaduras de pies y calzados viejos;
en sangre de culebra y medicinas venenosas;
en hiel de lobo, de zorro y de tejón,
sean fritas esas lenguas envidiosas.

En sesos de gato que odia pescar,
negro, tan viejo que no tenga un diente en las encías;
de un viejo mastín, que vale igual de caro,
rabioso, en la baba y saliva;
en la espuma de una mula asmática
bien troceada con buenas tijeras;
en agua en que las ratas zambullen morros y hocicos,
igual que ranas, sapos y alimañas peligrosas,
serpientes, lagartos y otros nobles pájaros,
sean fritas esas lenguas envidiosas.

En sublimado, peligroso de tocar;
y sobre el ombligo de una culebra viva;
en sangre que se ve seca en las bacías
de los barberos, cuando llega la luna llena
y que una parte es negra, y la otra, más verde que cebollino;
en pupas y tumores y en los sucios compuestos
donde las nodrizas aclaran sus paños;
en los enjuagues de muchachas amorosas
(quien no me entiende no ha visto burdeles),
sean fritas esas lenguas envidiosas.

(ENVÍO)
Príncipe, colocad estos sabrosos trozos,
si no tenéis estameña, saco o tamiz,
en el fondo de unas bragas sucias;
pero antes, en excremento de cerdo,
sean fritas esas lenguas envidiosas.


EPITAFIO EN FORMA DE BALADA

(Que compuso Villón esperando ser ahorcado
junto a sus compañeros por sus fechorías)

Hermanos humanos que viviréis tras nuestra muerte,
no tengáis contra nosotros endurecido el corazón.
Y si se compadecen de nosotros, infelices,
Dios premiará vuestra consideración.
Vednos suspendidos aquí a cinco, a seis,
y la carne, que tan a menudo alimentamos,
está siendo consumida en pedazos y se pudre,
y nosotros, los huesos, convertidos en ceniza y polvo.
¡Que nadie se burle de nuestra desgracia,
mejor rogad a Dios que se digne perdonarnos!

La lluvia nos ha mojado y lavado,
el sol, desecado y ennegrecido
los pies, las rodillas: tenemos los ojos hundidos
que nos han cavado urracas y cuervos,
y tenemos arrancada la barba y las cejas.
Nunca permanecemos quietos;
de acá para allá, igual que el viento varía,
así, a su placer, sin cesar nos agita.
Más picoteados por las aves que un dedal.
¡No os hagáis de nuestra cofradía,
mejor rogad a Dios que se digne perdonarnos!

(ENVÍO)
¡Señor Jesús, que dominas sobre todo,
evita que Lucifer se apodere de nosotros:
a él nada queremos devolver ni pagar.
¡Hombres, no os burléis de todo esto,
mejor rogad a Dios que se digne perdonarnos!

El testamento de Francois villon

Ítem, mi titulo
Ganado en la universidad
Lo dejo por renuncia.
Como seguro de adversidad
A los pobres clérigos de esta ciudad
En este consignados
La caridad a ello me incita;
Y naturaleza, al verbos tan desnudos.

Le dejo mi biblioteca
Y la obra El pedo del diablo
Que mease Guy Tabarie
Copió, y es hombre muy cabal;
En cuadernos que están bajo mi mesa;
Y aunque esta escrito con descuido
Tan interesante es su materia
Que compensa sus muchísimos defectos.

Ítem, que los criados y sirvientas
De buenas casas (no me afecta)
Hagan tartas, flanes y pasteles de queso
Y grandes festines a media noche
(Igual dan siete que ocho pintas de vino)
Hasta que duerman el señor y la señora,
Y después cuidando no hacer ruido
Les sugiero que jueguen el juego de los burros.

Ítem, a las doncellas
Que tienen padres, madres y tías,
Por mi alma, no puedo darles nada
Pues todo se lo he dado a las criadas
Pero para dejarlas con contento
Le vendrían bien unas tajadas
A esas pobres mozas que
Se perderían por .

Ítem, nada dejo a los Niños Encontrados;
Yo debo consolar a los perdidos.
Iremos a buscarlos
Sin duda a casa de Marion ,
Y una lección de mi escuela
Les leeré, será muy corta:
Que no sean tercos ni insensatos.
Escúchenla, por que es la ultima.

Ítem, a mease Jaques James
Que se mata por amasar riquezas,
Le lego a someterse a cuantas hembras
Quiera: mas de casarse, nada.
¿Para quién atesora? ¿Por los suyos?
Hasta le duele lo que come:
Lo que fue de las cerdas, a mi juicio
Pertenece por derecho a los cerditos.

Ítem, ordeno que Sainte Avoye
Y en ningún otro sitio, esté mi sepultura;
Y a fin que todos vean cómo fui,
Sino de carne al menos en pintura,
Que hagan mi retrato,
Pero en tinta, que así no cuesta mucho
¿La tumba? Da lo mismo, no me inquieta,
Y sería mucho peso para el suelo.

Ítem, quiero que junto a mi fosa
Lo que sigue, sin otra añadidura
Sea escrito en gruesas letras.
Y si no hubiera escritorio
Pinten con piedra negra o con carbón,
Pero sin estropear el yeso;
Al menos quedará de mí el recuerdo,
Que merece un buen loco:

[EPITAFIO]

Aquí yace y duerme en alto
Aquel a quien amor mató con su flecha,
Un pobre estudiante
Que se llamo Francois Villon.
Jamás de tierras tuvo un surco.
Todo lo dio, como es sabido:
Mesa y caballetes, pan y cesto.
En nombre de Dios, reciten por él este versículo:

Aquí se cierra el testamento
Del pobre Villon
Cuando oigas el carillón
Vengan a su entierro.
Vengan con rojas vestiduras,
Pues del amor mártir murió:
Lo jura por sus cojones
Al filo de este mundo.
Y les aseguro que no miente;
Peor que un cerdo fue tratado
Por crueles amores,
Y de aquí al Rosellón
No hay material ni zarza
Que no tenga, y no les miento,
Jirones de su sayal,
Cuando ya esta al filo de este mundo.

Créanlo, es cierto:
Sólo andrajos al morir le cubren
Y aún muriéndose, aún siente
El pinchazo del aguijón de los amores,
Más agudo que el hebillón
De un tahalí, clavándosele
(Y es grande maravilla)
Aún estando al filo de este mundo.

Príncipe vistoso como un azor,
Conoce lo último que hizo:
Un largo trago echó de vino
Estando ya en el filo de la muerte.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

retorno

Has muerto tantas veces; nos hemos despedido
en cada muelle,
en cada andén de los desgarramientos,
amor mío, y regresas
con otra faz de flor recién abierta
que no te reconozco hasta que palpo
dentro de mí la antigua cicatriz
en la que deletreo arduamente tu nombre.

amor y tiempo

Recuerda cuando aún desconocías
que la vida no tendría piedad contigo.
Amor y tiempo: el tiempo nos habita
como arena del río que, despacio,
va cambiando la forma de la costa.
El amor, que ha copiado en tu mirada
la claridad de la isla del tesoro.
Sensual, solitaria, rodeada
por la sonora senectud del mar
y gritos militares de gaviotas.
El sueño clandestino de los cincuenta años.

otoño

Las hojas caen como si se marchitaran
en los lejanos jardines del cielo:
caen haciendo un ademán de negación.

Y en las noches cae la grávida tierra
fuera de todas las estrellas, en la soledad.

Todos caemos. Esta mano cae.
Y mira a los otros: la caída está en todos.

Y sin embargo, hay uno
que recoge suavemente, sin fin, todas esas caídas

en sus manos.

METAFÍSICA


Quedo en silencio esperando nada
No es un poema sobre la muerte
Tampoco erótico
El narcisismo nunca me trasmite euforia

Mi ironía es el decorado para una película
Una maqueta
La sala de cine está vacía
Pasaré inadvertido

atenas 1970

En estas calles
La gente camina; la gente
se apresura, tiene prisa
por salir, por irse (¿de qué?),
por llegar (¿dónde?) —Yo no lo sé — no son rostros
—aspiradoras, botes, cajas—
Tienen prisa.

En estas calles, otro tiempo,
ellos han pasado con amplias banderas,
tenían una voz (lo recuerdo, yo la oí),
una voz audible.

Ahora,
caminan, corren, tienen prisa,
una prisa animada—
el tren llega, lo abordan, choca;
luz verde, roja;
el hombre de la puerta atrás del cristal partido;
la prostituta, el soldado, el verdugo;
el muro es gris
más alto que el tiempo.
Ni siquiera las estatuas pueden ver.

viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

no hay nada más terrible que demasiado tarde

Existen cosas peores que estar solo pero a menudo lleva décadas darse cuenta y la mayoría de las veces cuando lo haces es demasiado tarde y no hay nada más terrible que demasiado tarde.

Sea lo que sea que puedas o sueñes que puedas, comiénzalo. Atrevimiento posee genio, poder y magia. Comiénzalo ahora.

cuando la mires no lo dudes.... por que el tiempo se va.


Siempre te veo ,
siempre suspiro
siempre me fascínas....
y me enamoro...
Me recuerdo
de lo momentos
bellos y nuestros,
de tus labios,
tus ojos,
tu sonrisa
y me enamoro...
Te pienso desnuda..
recuerdo tu cuerpo...
lo veo claro
y me enamoro...
Recuerdo loqueras...
susurros y entregas
y me enamoro...

la comodidad de lo erratico.

Desde el silencio mordido de la realidad
se escuchan las voces que hurgan
en el vacío de las fábulas.
Algunos hombres pasan
con su deseo acostado
en las huellas de lo que no conocen.
La manera de encontrarse en la costumbre
esconde sus rostros
y aunque no es cierta la luz que sacrifican
el hambre no basta.

Ritual amoroso

"Si el toreo es arte,
el canibalismo es gastronomía"
me dijo aquella chica rubia
-lo único que no recuerdo de ella es su nombre-
en un último esfuerzo para animar la conversación
e intentar evitar mi marcaje a sus piernas.

No recuerdo sobre qué otras cosas hablamos,
tan sólo sé que los dos hicimos cultura aquel día:
ella en principio hizo arte,
yo, más tarde, gastronomía.


José Luis Rendueles Antón. Momentos acotados. Colección Texu.

cielo

Ahora necesito más que nunca
mirar al cielo. Ya sin fe y sin nadie,
tras este seco mediodía, alzo
los ojos. Y es la misma verdad de antes
aunque el testigo sea distinto. Riesgos
de una aventura sin leyendas ni ángeles,
ni siquiera ese azul que hay en mi patria.
Vale dinero respirar el aire,
alzar los ojos, ver sin recompensa,
aceptar una gracia que no cabe
en los sentidos pero les da nueva
salud, los aligera y puebla. Vale
por mi amor este don, esta hermosura
que no merezco ni merece nadie.
Hoy necesito el cielo más que nunca.
No que me salve, sí que me acompañe.

Claudio Rodríguez, Alianza y Condena, 1965.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Las Inmensas Preguntas (el genero bobo)



(como en los erizos) Como los erizos, ya sabeis Los hombres un dia sintieron su frio Y quisieron compartirlo Entonces se inventaron el amor El resultado fue ya sabeis Como en los erizos

jueves, 10 de diciembre de 2009

EL ANIMAL

Vivir no es muy complicado
si puedes renacer después y cambiar varias cosas,
las frivolidades y tanta estupidez.
Mientes, tú mientes bien.
Cuando te tengo junto a mí tu me das la razón
y quisiera decirte que prefiero estar sólo,
y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.
Me vuelve esclavo de mis pasiones,
sin desistir jamás, y nunca espera.
Y el animal que yo llevo dentro te ama a ti.
Dentro de mí chispas de fuego
y el agua que lo apagará.
Si quieres ver como arde espárcelo en el aire
o déjalo en la tierra.
Y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.
Me vuelve esclavo de mis pasiones,
sin desistir jamás, y nunca espera.
Y el animal que yo llevo dentro te ama a ti.

Frédéric Beigbeder, 13.99 Euros (extracto), 2000.

Delante de ti, una chica sonríe.
La amas. Ella nunca lo sabrá.
Qué lástima.
Ha sido un hermoso minuto.

Apoyado en la barra, sueñas con nuevas mujeres. Has tardado mucho en saber lo que querías de la vida: soledad, silencio, beber, leer, drogarte, escribir y, de vez en cuando, hacer el amor con una hermosa mujer a la que nunca volverás a ver.

El PUERTO


Un puerto es un lugar encantador para un alma cansada de luchar en la vida. La amplitud del cielo, la arquitectura móvil de las nubes, los matices cambiantes del mar, el resplandor de los faros son un prisma maravillosamente adecuado para entretener la mirada y no cansarla nunca. Las formas espigadas de las naves con sus complicados aparejos, a las que el oleaje comunica armoniosas oscilaciones, cultivan en el alma el gusto por el ritmo y la belleza. Además, y sobre todo, hay una especie de placer misterioso y aristocrático, para quien ya no siente ni curiosidad ni ambición, en el hecho de contemplar, tumbado en el mirador o acodado en el muelle, todos esos movimientos de los que se van y de los que regresan, de los que todavía tienen fuerzas para desear, de los que quieren viajar o enriquecerse

John Banville, "El mar"

Todo estaba ligeramente desproporcionado, todos los ángulos estaban un tanto desajustados. La escalera era más empinada, el descansillo más diminuto, la ventana del retrete no daba a la carretera, como yo creía, sino a la parte de atrás, a los campos. Experimenté una sensación casi de pánico cuando lo real, esa realidad tan burdamente pagada de sí misma, se fue apoderando de las cosas que yo creía recordar y les fue dando su propia forma. Algo muy preciado se estaba disolviendo y se me escurría entre los dedos. No obstante, con qué facilidad lo dejé ir al final. El pasado, me refiero al pasado real, importa menos de lo que pretendemos.

Sábado

Ésta es la noche sorprendente;
surge, de un mundo oscuro, la soledad, y se une a la alegría,
y anda libre el deseo en pos de su inminencia.
El alborozo de los ojos desnuda a la ciudad,
hermosa igual que un firmamento.
Quizás hallemos hoy la dicha,
pues cada sábado nocturno, en estas calles, la hace siempre posible,
sin que, a primeras horas, aún importe la edad.
Cabinas telefónicas en donde la memoria marca secretos números,
o bares sucesivos y abundantes esquinas,
te ofrecen la belleza que persigues,
y para disfrutarla tú dispondrás después de alguna oscuridad.
Y todo podrá ser, porque lo fue otras veces.

Mas no te sientas nunca el dueño de la noche:
son rostros numerosos, y también desatentos;
puede el hado no serte favorable,
y hace algún tiempo ya que lo sabes hostil.
Mas no abandones nunca la esperanza
de ese dormir, si en ello va tu vida:
cansado, y por rutina, busca atento
el rostro alegre y ciego de tanta juventud.

Francisco Brines, Insistencias en Luzbel, 1977.

Gozo

Y esta dicha por qué, de dónde emergen
estas ansias eternas de abrazarte,
de haber estado siempre en esta hora
y estarlo en adelante, fuera del tiempo ya.

Hay un escalofrío que florece en la médula
y desciende muy lento por la espalda
como un dedo de dios o del silencio.

Pero de dónde tú. Por qué esta dicha


Javier Vela. Tiempo adentro. Editorial Acantilado

UN ARTE DE VIVIR

Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa,
tu corbata de tarde, la carta que le escribes
a un amigo, la opinión sobre un lienzo, que dirás
en la charla, pero que no tendrás el torpe gusto
de pretender escrita. Beber, que es un placer efímero.
Amar el sol y desear veranos, y el invierno
lentísimo que invita a la nostalgia (¿de dónde
esa nostalgia?). Salir todas las noches, arreglarte
el foulard con cariño esmerado ante el espejo,
embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir
y anhelar jóvenes cuerpos, llanuras prodigiosas,
todo el mundo que cabe en tanta euritmia.
Dejar de amanecida tan fantásticos lechos,
y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando
en la memoria, porque hablan de vellos y delicias
y escondidos lugares, y perfumes sin nombre,
dulces como los cuerpos. ¡Qué frío amanecer entonces,
qué triste es, qué bello! Las sábanas te acogerán
después un tanto yermas, y esperarás el sueño.
Del día que vendrá no sabes nada. (No consultas
oráculos). Te quemarán hastíos y emociones,
tertulias y bellezas, las rosas de un banquete
suntuario, y las viejas callejas, donde se siente
todo, en el verano, como un aroma intenso.
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa.
Y si todo va mal, si al final todo es duro,
como Verlaine, saber ser el rey de un palacio de invierno.

Luis Antonio de Villena, El Viaje a Bizancio, 1976.

Y me eres ahora la vida

Ni siquiera me has dicho tu nombre,
no sé quién de los dos
dijo algo, hizo qué;
formas parte del ser de la calle,
de otro hombre, del esfuerzo de andar.
Casi nada conozco de ti
y me eres ahora la vida


Jordi Virallonga. Crónicas de usura

TE DIJE QUE NO APOSTARAS A ESE CABALLO

Una mujer fea tiene dos opciones: matarse o hacerse a un estilo. Lo peor que puede hacer una mujer fea es fingir que no lo es, es casi tan malo como no ser bella del todo. Son la clase de cosas que descorazona a los tipos simpáticos. No es que una mujer fea sea incapaz de verse bella alguna vez. Pero no le conviene. Una vez adquieres estilo va contigo siempre. Planear la belleza es complicado y sostenerla un verdadero lío. No en vano las bonitas se suicidan más a menudo. La belleza no es un estilo pero lo suple bastante bien, hasta que se pudre. La fea, en el peor de los casos, sólo puede ser más fea y eso es un avance en cierto sentido. La belleza corre todos los riesgos y no tiene coartada.

Efraim Medina Reyes, Pistoleros, Putas y Dementes (Greatest Hits), 2005.

Desaparecidos

Desconocer en qué lugar tus huesos
regresaron al vientre de la tierra
y son raíz y magma o en qué aguas
el sueño de tu muerte está meciéndose
aún entre almohadas de junqueras
y besos de libélulas, ya no
me muestra aquellos cuervos que atraviesan
sin graznido los cielos de mi estancia,
sino ojos de crisálidas que se abren
para que alcen el vuelo amaneceres
de mariposas, de oros y lucernas,
respirando, por fin, cualquier lugar
que tú hayas respirado.

AQUÍ CONTEMPLO VIDA...

Aquí contemplo vida, me hago llama
de esta hoguera de manos que levanta
sus negras lenguas a lo alto, siento
que soy un hombre más entre los hombres,

y un vestido de angustias me abandona
sencillamente, así la noche deja
desnuda el alba y libre, aunque con frío,
cuando lejanos sones la presienten,

frío tengo en el alma, pero canto,
ahora que estoy aquí de nuevo y veo
tanto gozo y dolor, tanta miseria
y tan clara esperanza compartida.

Quiero contarte cosas que me pasan...

Quiero contarte cosas que me pasan.
Cuando digo me pasan tiemblo, Rosa,
porque «me pasan» dice muchas cosas.
Esto de las palabras, Rosa, siempre
induce a confusión. Hablo, tropiezo,
caigo, me repongo, vuelvo a caer.
Hablar, Rosa, es darse trompicones
de palabra en palabra. La lengua dice
cosas que no quisiera, a tientas anda.
¿No ves, Rosa, que hablando, como hablo,
caigo en lo mismo y a lo mismo vuelvo?
Cosas que pasan. Te diré que anoche
ardieron los rastrojos, una hermosura
de fuego que en festones se corría
de gozo, dando saltos, crepitando,
la llama daba brincos, le ponía
un rostro diferente a los contornos,
sorprendida la noche en sus silencios
por la herida que abría en sus costados
la navaja de las llamas alegres.
Era una fiesta de purificación.

Poema de José Antonio Muñoz Rojas

miércoles, 2 de septiembre de 2009

frases para un dios vengativo y acusador (ateismo total)

dios es realmente mi personaje de ficcion favorito

dios solamente existe en las mentes debiles , q no pueden resolver sus problemas x si mismos

“La vida es sólo un vistazo momentáneo de las maravillas de este asombroso universo. Es triste que tantos estén malgastando su vida soñando con fantasías espirituales. Carl Sagan

“¿Por qué no puedes convencer a un creyente de nada? Porque sus creencias no están basadas en evidencias, sino en una enraizada necesidad de creer. Carl Sagan.

“Si quieres salvar a tu hijo de la poliomielitis puedes rezar o puedes vacunarlo contra la polio... Carl Sagan.

"¿Cómo puede haber orden en un estado sin religión? Pues si un hombre se está muriendo de hambre cerca de otro que está enterrado en la abundancia, aquél no puede resignarse a esta diferencia a menos que haya una autoridad que declare 'Dios así lo quiere'. La religión es excelente para mantener tranquila a la gente común." [Napoleón Bonaparte]

"La religión es lo que evita que los pobres asesinen a los ricos."

"Estoy rodeado de sacerdotes que repiten incesantemente que su reino no es de este mundo, y sin embargo echan mano de cualquier cosa que puedan obtener." [Napoleón Bonaparte]

"Una creencia no es verdadera porque sea útil." [Henri Frederic Amiel]

"La religión es un insulto para la dignidad humana. Con o sin ella, habría buena gente haciendo cosas buenas, y gente malvada haciendo cosas malas, pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta religión." [Steven Weinberg, físico, premio Nobel]

"Me cuesta ver cómo alguien puede desear que el cristianismo sea verdadero; porque si así es, el lenguaje llano del texto parece demostrar que los que no creen, y esto incluiría a mi padre, mi hermano y a la mayoría de mis amigos, serán castigados por toda la eternidad. Y ésta es una doctrina aborrecible." [ Charles Darwin]

"Una lectura y entendimiento completos de la Biblia son el camino más seguro al ateísmo." [Rev. Donald Morgan, "ateólogo"]

"El mismísimo concepto de pecado viene de la Biblia. ¡El cristianismo ofrece solucionar un problema que él mismo creó! ¿Estarías agradecido a una persona que te cortara con un cuchillo para poder venderte una venda?" [Dan Barker]

"Si la ignorancia de la naturaleza dio a luz a los dioses, el conocimiento de la naturaleza conduce a su destrucción." [Percy Byssche Shelley, "The Necessity of Atheism"]
"Se puede asumir con cierta seguridad que uno ha creado a Dios a su propia imagen cuando resulta que Dios odia a toda la misma gente que uno." [Anne Lamott]

"Debemos cuestionar la lógica del argumento de tener un dios omnisapiente y todopoderoso que crea humanos defectuosos y luego los culpa por sus propios errores." [Gene Roddenberry]

"Dios dice haz lo que quieras, pero toma la decisión incorrecta y serás torturado por toda la eternidad en el infierno. Esto, señor, no es libre albedrío. Sería semejante a un hombre que le dice a su novia: haz lo que desees, pero si eliges dejarme te seguiré el rastro y te volaré los sesos. Cuando un hombre dice esto, lo llamamos un psicópata, y pedimos a gritos que sea encarcelado o ejecutado. Cuando Dios dice esto mismo, lo llamamos 'amor' y construimos iglesias en su honor." [William C. Easttom II]

"Ya que las experiencias de Dios son buenos argumentos en favor de la existencia de Dios, ¿no son las experiencias de la ausencia de Dios buenos argumentos en favor de la no-existencia de Dios? Después de todo, muchas personas han tratado de experimentar a Dios y han fallado. ¿No pueden estas experiencias de la ausencia de Dios ser usadas por los ateos para oponerse al argumento teísta basado en la experiencia de la presencia de Dios?" [Michael Martin, "Atheism: A Philosophical Justification"]

"El dios de la Biblia está a la altura de un tirano caprichoso. El dios de la Biblia castiga a los bebés por los pecados de sus padres (Éxodo 20:5, 34:7; Números 14:18; 2 Samuel 12:13-19); castiga a la gente haciendo que se vuelvan caníbales y se coman a sus propios hijos (2 Reyes 6:24-33, Lamentaciones 4:10-11); le da a la gente malas leyes, incluso requiriendo el sacrificio de sus propios primogénitos, para que puedan llenarse de horror y saber que Dios es su señor (Ezequiel 20:25-26); hace que la gente crea mentirar para poder enviarlos al infierno (2 Tesalonicenses 2:11); y muchas otras atrocidades, demasiadas para dar una lista aquí. No sería difícil llegar a, y exceder, tal nivel de pureza moral. Los ateos lo sobrepasan todos los días." [Doug Krueger, "That Colossal Wreck"]

"Si todo debe tener una causa, entonces Dios debe tener una causa. Si puede haber algo sin causa, tanto podría ser el mundo como Dios, así que ese argumento no tiene validez." [Bertrand Russell)

"La vida en Lubbock, Texas, me enseñó dos cosas: una es que Dios te ama y que vas a quemarte en el infierno. La otra es que el sexo es la cosa más horrible y sucia del mundo y que debes reservarlo para alguien a quien ames." [Butch Hancock]

"¡Oh insensato hombre, que no puede crear un gusano y sin embargo crea Dioses por docenas!" [Michel de Montaigne (1533-1592)]

"Si un tal Dios existiese, no podría ser un Dios benévolo, como el que postulan los cristianos. ¡Qué desfachatez es hablar de la misericordia y bondad de una naturaleza en la cual todos los animales devoran animales, en la cual cada boca es un matadero y cada estómago una tumba!" [E. M. McDonald]
"Si sólo hay un Creador que hizo al tigre y al cordero, al guepardo y a la gacela, ¿a qué está jugando? ¿Es un sádico que disfruta siendo espectador de deportes sangrientos?" [Richard Dawkins, "River Out of Eden"]

"Si Dios es amor, y si Dios es también omnipresente, entonces el Demonio no puede existir. Si el Demonio existe, Dios no puede ser amor y también ser omnipresente. Aún así, se dice que existen tanto un Dios omnipresente de amor como el Demonio. ¡No hace falta Sherlock Holmes para darse cuenta de que hay algo que no funciona aquí!" [Rev. Donald Morgan, "ateólogo"]

"Si hay un Dios o cualquier clase de justicia bajo el cielo
Si hay un sentido, si una razón por la cual vivir o morir
Si hay una respuesta a las preguntas que nos sentimos obligados a hacer
¡Muéstrate -- destruye nuestros miedos -- quítate la máscara!"
[Queen, Innuendo]

"No puedo creer en el Dios de mis padres. Si hay una Mente que comprende todas las cosas, me comprenderá en mi descreimiento." [Gerald Kersh (1911-1968), autor y periodista británico]

"La existencia del demonio no es una opinión, algo para tomar o dejar como uno desee... [El demonio] engaña a los hombres convenciéndolos de que no necesitan de Dios y que son autosuficientes." [Cardenal Jorge Medina Estévez, vocero del Vaticano, diciendo a los ateos que son víctimas del demonio, 20/09/2000]

"No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona." [José Saramago, escritor portugués, Premio Nobel de Literatura]

"No creer en Dios es creer sólo en mí mismo y en lo que veo alrededor de mí. Sin un Dios, yo soy Dios. Me erijo a mí mismo en el Dios de mi mundo. Adoro a dioses fabricados por mí mismo: dinero, poder, prestigio, aprobación, cosas... Insisto en que no voy a adorar nada que no pueda ver, y así, en sentido inverso, adoro todas las cosas que veo, con todas sus limitaciones y con todo lo que hacen para limitar el ámbito de mi alma." [Joan Chittister

"No sé si exista Dios, pero sería mejor para Su reputación que no." [Jules Renard]




"El ateísmo es todavía el mayor instrumento utilizado por el demonio en nuestros días, porque es un grave pecado contra Dios, que niega su propia existencia dando paso a la práctica de toda una variedad de actos diabólicos como el aborto." [Sor Lucía]

"Toda persona razonable sabe que hay buena gente que cree en dioses y buena gente que no cree en dioses. Como la mayoría de los ateos, yo no violo, asesino ni robo, sé distinguir el bien y el mal, y no necesito seguir un conjunto de creencias supersticiosas para llevar una vida moral. La idea de que sólo una persona religiosa puede ser buena es completamente ridícula. De hecho, quizá sean los ateos los verdaderamente buenos; tratamos de hacer lo que es correcto no por la razón egoísta de un miedo a algún castigo en la otra vida, sino porque sabemos que es lo correcto." [Peter Dubral, en el boletín "The Greater Philadelphia Story"]

"Soy ateo, y punto. Me tomó mucho tiempo decirlo. He sido ateo por años y años, pero de alguna manera sentía que era intelectualmente poco respetable decir que uno era ateo, porque asumía un conocimiento que no tenía. De alguna manera era mejor decir que uno era humanista o agnóstico. Finalmente decidí que soy una criatura de emoción además de razón. Emocionalmente soy ateo. No tengo evidencia para probar que Dios no existe, pero sospecho tanto que no existe que no quiero perder el tiempo." [Isaac Asimov, "Free Inquiry", primavera de 1982, vol. 2, nº 2, p. 9]

"No hubo ninguna conversión en el lecho de muerte", dijo Druyan. "Ni pedidos a Dios, ni esperanza de una vida después de la muerte, ni nada de simular que él y yo, inseparables por veinte años, no estuviéramos diciéndonos adiós para siempre."
"¿Él no quería creer?". "Carl nunca quiso creer", respondió ella con fiereza. "Él quería saber."
[Ann Druyan, esposa de Carl Sagan, de la revista Newsweek]
"Una de las consecuencias del ateísmo es la desesperación... Al no haber Dios, no hay vida futura, no hay recompensa por los esfuerzos y obras de bien... Al no haber Dios, resulta que las leyes morales son sumamente condicionales, por lo que la diferencia existente entre el mal y el bien es determinada por el propio individuo... [N]o hay ser más peligroso y más cruel que el hombre cuando carece de la orientación moral superior. Ese hombre puede hacer mal no sólo por conveniencia propia, sino incluso por el antojo de un placer perverso. Él es capaz de agraviar al prójimo a título de venganza, simplemente, por sentirse desdichado. Y es desdichado porque no tiene futuro. Por eso, precisamente, en ninguna otra parte se cometen tantos crímenes absurdos y crueles como en los países donde impera el ateísmo." [Folleto Misionero # S84 de la Iglesia Ortodoxa Rusa de la Santa Protección, reflexiones apologéticas]

"No pretendo probar que Dios no existe... El Dios cristiano puede existir; igualmente pueden existir los dioses del Olimpo, del antiguo Egipto o de Babilonia. Pero ninguna de estas hipótesis es más probable que la otra: se encuentran fuera de la región del conocimiento comprobable y, por lo tanto, no hay razón para considerar ninguna de ellas... Dios y la inmortalidad, los dogmas centrales de la religión cristiana, no son esenciales a la religión, ya que ninguno de ellos se encuentra en el budismo.... pero en Occidente hemos llegado a considerarlos como el mínimo irreductible de la teología. Sin duda la gente continuará teniendo esas creencias, porque son agradables, como es agradable considerarnos a nosotros mismos virtuosos y considerar malvados a nuestros enemigos." [Bertrand Russell, "Why I am not a Christian"]

"La religión es probablemente el cuento chino más grandioso jamás contado. Piensen en esto: la religión realmente ha convencido a la gente de que hay un hombre invisible... que vive en el cielo... que observa cada cosa que hacemos, cada minuto de cada día. Y el hombre invisible tiene una lista de diez cosas especiales que no quiere que hagas. Y si haces alguna de estas diez cosas, tiene un lugar especial lleno de fuego y humo y quemazón y tortura y angustia donde va a enviarte para vivir y sufrir y quemarte y atragantarte y gritar y llorar para siempre hasta el fin de los tiempos... pero te ama." [George Carlin, "Brain Droppings"]

"Los misioneros salen al mundo a cristianizar a los salvajes -- como si los salvajes no fueran ya suficientemente peligrosos." [Edward Abbey]
"Cuando uno ve una cruz en el suelo, usualmente significa que alguien fue enterrado allí o que alguien murió allí. ¿Quizá al usar esa cruz colgando del cuello, lo que ellos tratan de decirnos es que están muertos desde el cuello hacia arriba? Eso explicaría muchas cosas." [Wayne Aiken]

"La verdad no demanda creencias. Los científicos no unen sus manos cada domingo, cantando '¡Sí, la gravedad es real! ¡Tendré fe! ¡Seré fuerte! Creo en mi corazón que lo que sube tiene que bajar. ¡Amén!'. Si lo hicieran, pensaríamos que están bastante inseguros de ello."
Dan Barker ex-predicador

"Los dioses son cosas frágiles; pueden ser asesinados con un atisbo de ciencia o una dosis de sentido común".
Chapman Cohen

"Era, por supuesto, una mentira lo que leíste sobre mis convicciones religiosas, una mentira que ha sido sistemáticamente repetida. No creo en un Dios personal y nunca lo he negado, por el contrario, lo he expresado claramente. Si algo hay en mi que puede ser llamado religioso es entonces la admiración sin límites a la estructura del mundo hasta donde la ciencia ha podido revelarnos por el momento".
Albert Einstein

"No puedo imaginarme a un dios que premia y castiga a los objetos de su creación, cuyos propósitos han sido modelados bajo el suyo propio; un dios que no es más que el reflejo de la debilidad humana. Tampoco creo que el individuo sobreviva a la muerte de su cuerpo: esos no son más que pensamientos de miedo o egoísmo de lo mas ridículo".
Albert Einstein

"Si vamos a enseñar 'la ciencia de la creación' como una alternativa a la evolución entonces, también deberíamos enseñar la teoría de la cigüeña como una alternativa a la reproducción biológica".
Judith Hayes

"El último cristiano murió en la cruz".
Friedrich Wilhelm Nietzsche

"Cuando una persona padece delirios se le llama locura. Cuando muchas personas padecen de un delirio, se le llama religión".
Robert M. Pirsig

"Yo digo que ambos somos ateos. Yo sólo creo en un dios menos que tu. Cuando entiendas porqué tu deshechas todos los otros posibles dioses, entonces entenderás porqué yo deshecho el tuyo".
Stephen F. Roberts

"Es un justo castigo para una conducta sexual incorrecta".
Madre Teresa, sobre el SIDA

"Es una de las supersticiones de la mente humana imaginarse que la virginidad pueda ser una virtud".
Voltaire

¿No es misterioso que podamos saber más sobre las cosas que no existen que sobre las cosas que existen?. (Alfred Reny)
"Respeto la fe, pero la duda es lo que te da una educación."
(Wilson Mizner)

Como siempre digo, no bardeen, son frases en su mayoria de grandes pensadores, y esta bueno analizarlas.

Charles Bukowski

Considerado el último escritor "maldito" de la literatura estadounidense, Charles Bukowski, quien fue creador de una provocadora y sórdida obra cargada de gran emoción y sentimientos, nació el 16 de agosto de 1920.

Bukowski nació en la ciudad alemana de Aldernach, pero desde los dos años se trasladó a Los Angeles, California, donde vivió el resto de su vida, lo cual, como él mismo refirió, distó mucho de un cuento de hadas.

De acuerdo con sus biógrafos, durante muchos años y tras un breve paso por la universidad, Charles se ganó la vida con trabajos manuales temporales, espaciados por los períodos vacacionales que se tomaba cuando tenía apuestas en el hipódromo, afición que reflejó continuamente en su obra.

Empezó a escribir cuentos desde joven pero, tras un primer relato publicado por una revista en 1944, abandonó la literatura por una década, lapso en el que sentó los cimientos de su leyenda alcohólica.

Se sabe que a los 49 años abandonó su trabajo en una oficina de correos para dedicarse exclusivamente a escribir, influenciado principalmente por Henry Miller.

Sus primeras obras publicadas en la década de 1960 en editoriales y revistas "underground", fueron colecciones de poemas como "Crucifijos en una muerta" (1965), o la que para muchos es su mejor obra en verso, "Los días pasan como caballos salvajes sobre las colinas" (1969).

Poco después, en 1971, Bukowski publicó su primera novela: "Cartero". Luego, la miserable vida del escritor dio un vuelco con el éxito de dicha obra que empezó a traducirse a varios idiomas y que finalmente logró sacarlo de la pobreza.

A decir de los conocedores, la poesía de Bukowski, al que le gustaba vanagloriarse de haber escrito su primer poema con 35 años, está marcada por un realismo descarnado y lírico a un tiempo, explícito, tierno en ocasiones y brutal en otras, abundante en datos autobiográficos, personalísimo y pleno de humor ácido y desencantado.

Nunca abandonó su producción en verso que con los años se fue haciendo más directa y más sobria, como en "El amor es un perro del infierno"(1974) o "La última noche de la tierra (1992).

Bukowski escribió más de 30 poemarios que le han acreditado como gran poeta, sin embargo, pocos de sus poemas se han traducido al español.

Los cuentos del escritor están reunidos en varios volúmenes. El más conocido, "Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones" (1972), recoge relatos aparecidos en varias revistas.

Se estima que un 90 por ciento de la prosa realizada por Charles era más autobiográfica y es la que le ha dado fama entre los lectores de habla hispana, ya que todas sus obras en prosa están publicadas en español.

El alcohol, el sexo, la soledad y los aspectos más absurdos y sórdidos de la civilización ocupan un lugar de honor en la obra de Bukowski, quien siempre evitó los ambientes literarios, pues prefería los bares y las habitaciones lúgubres.

Sus novelas, libros de relatos y poemas inspiraron varias películas como "Mariposas en la noche" de Babet Schroeder y "Ordinaria Locura" de Marco Ferreri.

Muchos dicen que la obra de Charles Bukowski es demasido vulgar para ser tomada en serio. Lo acusan de machista, lo desacreditan por obsceno, borracho y lo descartan por escribir siempre de lo mismo.

No obstante, sus poemas, relatos y novelas siguen atrapando a nuevas generaciones, a pesar de que muchos fueron publicados hace más de 30 años.

Algunos otros de sus títulos son "Rapsodia de un amigo ebrio", "Los locos siempre han amado la cerveza", "Culminación del ídolo", "Ellos no comen con nosotros", "Están por todos lados", "Lo que hay que saber", "Mujeres", "Ni lo pienses", "Sé amable" y "Suerte II".

Bukowski murió el 9 de marzo de 1994 en su casa de San Pedro, en California, dejando un importante legado que sigue pasando por las nuevas generaciones.

viernes, 28 de agosto de 2009

WABI SABI

Wabi-Sabi: belleza de lo imperfecto, lo impermanente y lo incompleto.

Wabi-Sabi es un concepto japonés que hace referencia a la belleza de lo imperfecto, lo impermanente y lo incompleto.

Nada es perfecto en la naturaleza, al menos en el sentido geométrico-euclidiano en que lo concibe occidente. Nada es impermanente porque todo está en proceso, todo en la vida nace o muere. Y nada es completo porque si lo fuera, sería perfecto y permanente, porque la completitud no existe en la naturaleza; es sólo una abstracción ideada por el hombre.

Esta estética, surgida alrededor de la vieja ceremonia del té, tiene mucho de melancólico y otoñal. Es la estética de los objetos que envejecen con el uso, que están hechos de materiales orgánicos, que tienen vida propia.

Wabi-Sabi es la madera, el metal oxidado, el cáñamo, la tela cruda, la cerámica...

comparando el Wabi-Sabi y la "estética modernista" nacida en Europa con la Bauhaus y reivindicada por la Escuela de Ulm (encarnada en la Braun):

    Similitudes:

  • las dos se refieren a cualquier objeto, espacio o diseño creado por el hombre
  • las dos surgen como reacciones contundentes contra las sensibilidades establecidas. El modernismo surge contra el eclecticismo y el clasicismo del s. XIX; el Wabi-Sabi surge por oposición al perfeccionismo chino del s. XVI
  • las dos evitan cualquier ornamentación que no es consustancial a la estructura.
  • ambas son representaciones abstractas de la belleza
  • ambas son claramente identificables por las superficies de sus objetos: el modernismo es pulido, limpio y regular; el Wabi-Sabi es rugoso, imperfecto y crudo.


    Principales diferencias:

  • El modernismo implica una visión del mundo racional, el Wabi-Sabi propone una visión intuitiva.
  • El modernismo propone principios absolutos; el Wabi-Sabi los propone relativos.
  • El modernismo busca productos fabricables en serie, reproducciones exaxctas; el Wabi-Sabi produce objetos únicos y artesanales.
  • El modernismo expresa su fe en el progreso y mira al futuro; para el Wabi-Sabi no hay progreso ni futuro.
  • El modernismo se basa en la organización geométrica de la forma; el Wabi-Sabi se basa en la forma orgánica.
  • El modernismo usa materiales artificiales; el Wabi-Sabi usa materiales naturales.
  • El modernismo se expresa desde la pureza; en el Wabi-Sabi la corrosión y la degradación enriquecen la expresión.
  • El modernismo es luminoso y brillante; el Wabi-Sabi es oscuro y mate.
  • etc.
NATURALEZA DEL WABI SABI

Tres de las lecciones más obvias se destilaron después de milenios de contacto con la naturaleza (estimuladas con el pensamiento taoísta) y fueron incorporadas a la sabiduría del WABI SABI.


1. Todas las cosas son mudables. La tendencia hacia la nada es implacable y universal. Incluso cosas que tienen todas las características de la sustancia -cosas que son duras, inertes, sólidas- no ofrecen más que una "ilusión" de permanencia. Podemos cerrar los ojos, utilizar argucias para olvidar, ignorar o fingir, pero finalmente todo acaba en la nada. Todo se gasta. Los planetas y las estrellas, e incluso las cosas intangibles como la reputación, la herencia familiar, la memoria histórica, los teoremas científicos, las pruebas matemáticas, las bellas artes y la literatura (incluso en su forma digital): a la larga, todos se desvanecen en el olvido y la no existencia.

2. Todas las cosas son imperfectas. Nada de lo que existe está libre de imperfecciones. Cuando miramos realmente de cerca las cosas vemos sus defectos. El afilado filo de una cuchilla, cuando se amplía, revela agujeros microscópicos, astillas y desconchados. Cada artesano conoce los límites de la perfección: las imperfecciones saltan a la vista. Y cuando las cosas empiezan estropearse y se acercan a su estado primordial, se vuelven incluso menos perfectas, mas irregulares.

3. Todas las cosas son incompletas. Todas las cosas, incluso el universo mismo, están en un estado constante, perpetuo de transformación o de disolución. A menudo señalamos arbitrariamente momentos, puntos a lo largo del camino, como "acabados" y "completos". ¿Pero cuando llega finalmente a completarse el destino de algo? ¿Está la planta completa cuando florece? ¿Cuándo se convierte en semilla? ¿Cuando la semilla germina? ¿Cuando todo se convierte en abono? La noción de conclusión no tiene cabida en el WABI SABI.

La "grandeza" existe en los detalles desconocidos y desapercibidos
El WABI SABI representa exactamente lo opuesto a los ideales occidentales de gran belleza como algo monumental, espectacular y duradero. El WABI SABI no se encuentra en momentos de eclosión y exuberancia de la naturaleza, sino en momentos de asentamiento y principio. El WABI SABI no trata de flores maravillosas, árboles majestuosos, o escarpados paisajes. El WABI SABI es lo intrascendente y lo oculto, lo provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y evanescente es que resultan invisibles para la mirada ordinaria.
Al igual que la medicina homeopática, la esencia del WABI SABI se distribuye en pequeñas dosis. A disminuir la dosis, el efecto resulta más potente, más profundo.
Cuanto más cerca están las cosas de la no existencia, más exquisitas y evocadoras resultan. Por consiguiente, para experimentar el WABI SABI hay que aflojar el paso, ser paciente, y mirar muy de cerca.

Puede hallarse belleza en la fealdad
El WABI SABI es ambivalente acerca de separar la belleza de la no-belleza o la fealdad. La belleza de WABI SABI es, en cierto sentido, el hecho de aceptar lo que se considera feo. El WABI SABI sugiere que la belleza es un acontecimiento dinámico que se produce entre uno mismo y algo más. La belleza puede aparecer espontáneamente en cualquier momento que se den las circunstancias, el contexto o el punto de vista apropiados. La belleza es pues un estado de alteración de la conciencia, un momento extraordinario de poesía y gracia.
Para los ricos comerciantes, los samurais y los aristócratas que practicaban el ritual del té, una choza de campesinos medievales japoneses, a imitación de la cual se había construido el pabellón del té WABI SABI, era un marco bastante humilde y miserable. Aunque, en el contexto apropiado, con alguna guía perceptual, asumía una excepcional belleza. De manera similar, los primeros utensilios WABI SABI eran desiguales, imperfectos y de colores turbios, poco definidos. La gente que participaba el ritual del té, acostumbrada a los niveles chinos de refinamiento, magnificencia y belleza perfecta, los percibió inicialmente como feos. Es casi como si los pioneros de WABI SABI hubieran buscado a propósito esos ejemplos de lo convencionalmente no bello -sencillo pero no excesivamente grotesco- para crear situaciones estimulantes donde se transformarían en su opuesto.

Aceptar lo inevitable
El WABI SABI es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. El árbol exuberante del verano es ahora solamente ramas desnudas bajo cielo invernal. Todo lo que queda de una espléndida mansión son los cimientos desmoronados cubiertos de musgo y malas hierbas. Las imágenes WABI SABI nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad, y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino.
El estado mental WABI SABI se comunica a menudo a través de la poesía, ya que la poesía se presta la expresión emocional y a las imágenes, enérgicas y reberverantes que parecen "mayores" que el pequeño marco verbal que la sustenta (evocando así un universo más amplio). Rickyu utilizó este poema tan repetido de Fujiwara no Teika (1162-1241) para describir el estado de ánimo WABI SABI:

Alrededor, ninguna planta en flor
Ningún destello de las hojas de arce,
Únicamente una solitaria choza de pescador
En la orilla a media luz
De este principio de otoño.

Algunos sonidos corrientes sugieren el sentimiento triste-bello del WABI SABI. Los lúgubres graznidos y chillidos de las gaviotas y los cuervos. El desesperado ulular de las sirenas en la niebla. Los lamentos de las ambulancias haciendo eco a través de los cañones que forman los edificios de una gran ciudad.

Percibir el orden cósmico
El WABI SABI sugiere los reinos más sutiles y toda la mecánica y dinámica de la existencia, mucho más allá de lo que nuestros sentidos corrientes pueden percibir. Estas fuerzas primordiales son evocadas en todo lo WABI SABI del mismo modo que los mandalas hindús o las catedrales medievales europeas fueron construidas para trasmitir emocionalmente sus respectivos esquemas cósmicos. Los materiales de los que están hechas las cosas WABI SABI sacan a la luz estos sentimientos trascendentales. El modo en que el papel de arroz transmite la con un brillo difuso. La forma en que la arcilla se agrieta al secarse. La metamorfosis del color y la textura del metal cuando se deslustra y oxida. Todo esto representa las fuerzas físicas y las profundas estructuras que son la base de nuestro mundo de cada día.

Desprenderse de todo lo innecesario
El WABI SABI implica pisar levemente planeta y saber valorar lo que se encuentra, aunque sea una pequeñez, en el momento en que se encuentra. "Pobreza material, riqueza espiritual" es el lema WABI SABI. En otras palabras, el WABI SABI nos enseña cómo acabar con nuestras preocupaciones por el éxito (riqueza, estatus, poder y lujo) y disfrutar de una vida sin trabas.
Obviamente, llevar una vida simple WABI SABI requiere algunos esfuerzos y también algunas decisiones difíciles. El WABI SABI reconoce que es tan importante saber cuando elegir, como saber cuando "no" elegir: dejar que las cosas ocurran. Incluso en el nivel más austero de existencia material, seguimos viviendo el mundo de cosas. El WABI SABI versa precisamente sobre el delicado equilibrio entre el placer que nos proporcionan las cosas y el placer que conseguimos a liberarnos de ellas.

Centrarse en lo intrínseco e ignorar la jerarquía material
El comportamiento prescrito para la sala del té WABI SABI es una clara expresión de los valores WABI SABI. Primero, como acto simbólico de humildad, todo el mundo se agacha o gatea para entrar en la sala de té a través de una entrada pequeña y baja diseñada a propósito. Una vez dentro, el ambiente es igualitario. No se acepta ningún pensamiento jerárquico: "esto es más alto/mejor, esto es más bajo/peor". El estudiante pobre, el empresario rico, y el poderoso líder religioso -clases sociales diferenciables en el exterior- son iguales en el interior. Del mismo modo, para un observador sensible, las cualidades esenciales de los objetos en el interior de la sala del té resultan evidentes o no lo son. Las ayudas convencionales para discernir, como el origen o los nombres de los autores de los objetos, no son de importancia WABI SABI. La jerarquía normal del valor material relacionado con el coste también se deja de lado. Barro, papel y bambú tienen, de hecho, más cualidades/valor intrínseco WABI SABI que el oro, plata y los diamantes. En el WABI SABI no existe el concepto "valioso" ya que éste implicaría el de "no valioso". Un objeto obtiene el estado WABI SABI sólo durante el momento en que se aprecia como tal. Por lo tanto en la sala del té las cosas existen sólo cuando expresan sus cualidades WABI SABI. Fuera de la sala del té, vuelven a su realidad ordinaria, y su existencia WABI SABI se extingue.

Sugieren el proceso natural
Las cosas WABI SABI son expresiones de tiempo congelado. Están hechas de materiales que son visiblemente vulnerables a los efectos del tiempo en el trato humano. Registran el sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, óxido, deslustre, manchas, torsión, contracción, marchitamiento y grietas. Sus mellas, muescas, rozaduras, arañazos, abolladuras, desconchados y otras formas de desgaste son testimonio de su uso y abuso. Aunque las cosas WABI SABI puedan estar a punto de desmaterializarse (o materializarse), son extremadamente sutiles, frágiles o desecadas. Todavía conservan un carácter fuerte y un equilibrio sin merma.

Irregulares
Las cosas WABI SABI son indiferentes al buen gusto convencional. Como que ya sabemos cuáles son las soluciones "correctas" del diseño, el WABI SABI nos ofrece solícitamente las soluciónes "equivocadas". Como resultado, las cosas WABI SABI a menudo parecen raras, deformes, poco manejables, o lo que mucha gente consideraría feas. Las cosas WABI SABI pueden manifestar los efectos de un accidente, como un cuenco roto pegado de nuevo. O pueden mostrar el resultado de dejar que las cosas ocurran por casualidad, como los tejidos irregulares creados al sabotear intencionadamente el programa de ordenador de un telar.

Íntimas
Las cosas WABI SABI son generalmente pequeñas y compactas, discretas y orientadas hacia dentro. Indican: acercarte, toca, relaciónate. Inspiran una reducción de la distancia física entre una cosa y otra; entre las cosas y la gente.
Los sitios WABI SABI son pequeños y recluidos, entornos privados que intensifican la propia capacidad para la reflexión metafísica. Por ejemplo, las salas de té WABI SABI pueden tener menos de 30 metros cuadrados de superficie. Tienen techos bajos, ventanas pequeñas, entradas minúsculas y una iluminación muy tenue. Son tranquilas y relajantes, envolventes y uterinas. Son un mundo aparte: ningún lugar, cualquier lugar, todos los lugares. Dentro de la sala de té equilibrios, como en todos los sitios WABI SABI, cada uno de los objetos parece aumentar su importancia en proporción inversa a su tamaño real.

Sin pretensiones
Las cosas WABI SABI tienen un aspecto inevitable y sin afectación. No proclaman "soy importante" ni requiere ser el centro de atención. Son modestas y sin pretensiones, pero no carecen de presencia o discreta autoridad. Las cosas WABI SABI coexisten fácilmente con el resto de su entorno.
Las cosas WABI SABI se aprecian sólo mediante el uso y el contacto directo; nunca se encierran en un museo. Las cosas WABI SABI no necesitan confirmar su estatus o la validación de la cultura de mercado. No necesitan documentación de procedencia. Su cualidad de WABI SABI no depende en ningún caso del conocimiento de los antecedentes del creador o de su personalidad. De hecho, es mejor que el creador no sea conocido, que sea anónimo o invisible.

Toscas
Las cosas WABI SABI pueden parecer toscas y sin refinar. Generalmente se hacen con materiales que poco antes se encontraban en su estado original, dentro o sobre la tierra, y son ricas en texturas rugosas y sensaciones táctiles ásperas. Su cualidad artesana puede ser imposible de percibir.

Turbias
Las cosas WABI SABI tienen una cualidad vaga, desdibujada o atenuada -tal como les pasa a las cosas cuando se acercan a la nada (o provienen de ella). Lo que habían sido aristas cortantes se transforman en superficies suavemente romas. Lo que había tenido una materialidad substancial parece casi como esponjoso. Lo que habían sido colores intensamente brillantes se diluyen en tonos terrosos o en los matices difuminados del alba y el crepúsculo. El WABI SABI se presenta en un espectro infinito de grises: marrón, gris azulado, negror grisáceo, rojizo-plateado, índigo amarillo-verdoso... Y marrones: azul negroso con un matiz marrón oscuro, verdes apagados... Y negros: negro rojizo, negro azulado, negro marrónoso, negro verdoso...
Menos a menudo, las cosas WABI SABI pueden también aparecee en colores claros, casi pastel, asociados a un reciente surgimiento desde la nada. Como los no-blancos del algodón sin blanquear, el cáñamo o el papel reciclado. La raya plateada de los brotes y los árboles jóvenes. Los verdes-marrónosos de las yemas tumescentes.

Simples
La simplicidad está en la esencia de las cosas WABI SABI. La nada, obviamente, es la simplicidad máxima. Pero antes y después de la nada, la simplicidad no es tan simple. Parafraseando a Rickyu, la esencia de WABI SABI, tal como se expresan el ritual del té, es la simplicidad en sí misma: ir a por agua, recoger ramas, hervir el agua, preparar el té, y servir los demás. Los detalles adicionales, sugiere Rickyu,

q
uedan a la invención de cada cual.
¿Pero cómo ejercitar la contención que la simplicidad requiere sin pasar a una austeridad ostentosa? ¿Cómo fijarse en todos los detalles necesarios sin ser excesivamente rebuscado? ¿Cómo lograr la simplicidad sin inducir al aburrimiento?
La simplicidad de WABI SABI, probablemente, queda mejor definida como el estado de gracia al que llega una inteligencia sobria, modesta y sinceramente sensible. La estrategia principal de esta inteligencia es la economía de medios. Ir reduciendo hasta la esencia, pero sin quitarle la poesía. Mantener las cosas limpias y sin estorbos, pero sin esterilizar (las cosas WABI SABI son emocionalmente cálidas, nunca frías).
Generalmente esto implica una paleta de materiales limitada. También significa mantener los rasgos llamativos al mínimo. Pero no significa eliminar el velo invisible que de alguna manera une los elementos en un todo con sentido. Tampoco significa de ningún modo disminuir el "interés" de algo, la cualidad que nos fuerza a mirar éste algo una y otra vez.



jueves, 27 de agosto de 2009

Jan Švankmajer "food"

Con un guión original que data de 1970, esta espectacular pieza está dividida en Desayuno, Almuerzo y Cena, estructura que le permite graficar tres niveles de narrativa y significación. Desde el fast food a la cena de lujo -que contados checos podían permitirse-, todos los personajes sienten Hambre y ninguno puede ocultar el hecho de que comer dentro del “sistema” implica alguna forma de antropofagia.A Jan Svankmajer le gusta experimentar.
Sus películas animadas le sirven como un terreno no explorado, que le invita a descubrir algo nuevo y a realizar lo no realizado. El material fílmico le posibilita experimentar a numerosos niveles, basándose en la combinación de la animación, de los trucos y de los artistas. Mezcla el humor y la sátira con el misterio y el espanto.
La imaginación de Jan Svankmajer parece no tener límites. En sus películas nada es imposible. Los cajones devoran a seres humanos y los ojos deambulan por las calles. Objetos de uso cotidiano como el tenedor o la silla adquieren vida y se transforman en sujetos activos que alternan la interpretación de un personaje muchas veces ausente.






miércoles, 29 de julio de 2009

Nushu, lenguaje de mujeres

La última hablante del Nushu -único lenguaje del mundo hablado exclusivamente por mujeres- fue Yang Huanyi, la viuda de un granjero, muerta a los 98 años el 23 de septiembre pasado. La primera habría sido una de las concubinas de un emperador.

Hace 1700 años, las mujeres chinas carecían de educación formal y vivían sometidas en casa de sus padres y luego en casa de sus maridos. Expulsadas del idioma de los hombres, deciden inventar un idioma propio, el Nushu, que en chino quiere decir escritura de mujeres.

Esta respuesta genérica ante la exclusión se expandió en redes afectivas, acuerdo entre madres e hijas, entre amigas, vínculos más fuertes que la sangre misma. "Hermandades Juradas" que repartieron los mensajes cotidianos, las emociones, los deseos y los sueños que vivían a diario las campesinas analfabetas, las mujeres sometidas.

El Nushu, que muchas mujeres aprendían siendo niñas, fue utilizado principalmente para la creación de las "Cartas del tercer día", unos folletos escritos sobre tela en los que las mujeres transmitían consejos a sus hijas sobre el matrimonio. Eran enviados tres días después de la boda. Recogían, a modo de enseñanza complaciente para la novia inexperta, canciones cifradas en dicha lengua, con sueños, esperanzas y sentimientos compartidos por otras mujeres. La vida de las casadas era difícil, porque eran obligadas a abandonar su aldea de nacimiento, sus amistades, y partir a la comunidad de su futuro esposo, alguien que nunca habían visto y con quienes debían pasar el resto de sus vidas.

Desde que en 1998 fue descubierto este lenguaje secreto por una profesora china, muy poca documentación ha podido ser recuperada, pues era costumbre que las mujeres muertas se llevaran a la tierra o a la ceniza todo aquello que había sido parte de su naturaleza rutinaria. Uno de estos documentos rescatados dice: "Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender". Huanyi, la última mujer que habló esta lengua, afirmaba: "Hizo nuestras vidas mejores, porque nos ofreció un modo de poder expresarnos".

Además de componer las certidumbres del ajuar, el Nushu era utilizado en abanicos y bordados, en los cuales se han encontrado, a modo de diarios íntimos, reflexiones y miedos, descripciones de hechos cotidianos y correspondencia. Incluso algunas palabras eran grabadas en las delicadas palmas de sus manos. En 1949, tras la purga que significó la revolución china, y al recelar las autoridades de unos trazos inentendibles, tacharon esas fórmulas de "lenguaje de brujas" y las participantes de este código fraterno fueron perseguidas.

Las mujeres de la comarca de Jiangyong, provincia de Hunan, lugar de origen del Nushu, mostraban mayor autonomía y nivel cultural que otras mujeres chinas.

Se propagó esta forma idiomática a otras franjas del sur de China, por lo que contrae influencias de sistemas de escritura de la milenaria civilización Yin, en la zona de la cuenca del Yangtsé. Muchos de sus caracteres eran más estilizados, graciosos y personalizados que los del mandarín. El desaparecido idioma de mujeres contaba con unas 1500 a 2000 palabras.

Con el paso del tiempo fue desapareciendo esta espontánea camaradería femenina, hasta sucumbir el Nushu con la muerte de Yang Huanyi. Por eso el gobierno oriental se está esforzando en recuperar los pocos indicios que dejaron esas mujeres, como si cada una de ellas fuera una flor de un lenguaje que ha legado su perfume.

Y es que ellas ya son parte del ajuar de la tierra.

Bien, pues resulta que bruno galindo, ese escritor, critico, periodista y musico de spoken word (lo recordamos con ese disco spoken word donde participo con jose maria ponce, carlos ann y bunbury, en los poemas de leopoldo maria panero) bien, pues en este proyecto habla sobre el lenguaje nushu, lenguaje unico que de las mujeres chinas inventaron al ser relegadas por una sociedad china que las excluia de la educacion, bien disfrutemos de estos videos:







miércoles, 22 de julio de 2009

el gato negro de edgar allan poe

este fue el primer relato de allan poe que lei y que desde luego me impresiono hace ya muchos años de esto.... no mas de cinco años..... pero bueno se los comparto esperando les pueda agradar si nunca lo han leido, al final de la lectura les dejare una alternativa (un audiolibro) si no quieren leer este excelente relato de terror y suspenso.... quedan advertidos:




No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.

Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.

El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.

La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza.

No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal.

Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.

Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.

Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho.

Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.

Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer.

Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste.

Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros.

El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal.

Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen del patíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!

Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón.

Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba.

Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies.

Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas.

El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.

No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano".

Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.

Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada.

Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.

-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.

Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón.

¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.

Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!

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y si aqui la alternativa si no quieren leerlo pueden escucharlo en formato de audiolibro de este excelente relato, bueno les dejare mas bien una pagina muy interesante donde podran descargar varios audiolibros, solo tienen que registrarce y listo...... bueno les dire que ademas esta pagina es una revolucion en internet, por que los relatos no son contados por profesionales y tampoco cuesta ni un solo centavo descargar los archivos de audio, por que ocurre que cada uno de los usuarios puede subir su propio relato gravado con su voz, por esta razon si alguno de ustedes quiere participar.... (no todos los relatos tienen al mejor narrador vocalmente hablando, pero la iniciativa se agradece)

aqui el enlace a la pagina: http://www.leerescuchando.net/audiobks.php?Letter=E

bien ahora les dire que aqui esta el audiolibro si no quieren leer tanto texto: